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Hace tiempo que creo en los superpoderes.

A ellas las he visto teclear con una mano y hacer la comida con la otra, y acelerar el ritmo de sus negocios a pesar de tener toda la energía concentrada en el vientre. A ellos, mirar de nuevo a la meta, coger aire profundo y agachar la cabeza, y echarse al lomo el peso de la responsabilidad y la agitación que te entra cuando te enfrentas a lo desconocido.

Esas visiones fueron las que me empujaron a repetirme a diario aquello de «vosotros también lo haréis bien, of course». Porque en esto, como en todo, lo primero y más importante es creer.

Recuerdo haberme asomado a la ventana después de ver el resultado positivo, con el calor embrionario ya cubriéndome. La vida, a pesar de todo, me pareció entonces más liviana, y sentí como si una suerte de verdad me persiguiera. Una certeza. Como si alguien oyese todas mis dudas y pudiese responder con la frase: pues claro que podéis, mujer.

Reconozco que en esos primeros momentos me tranquilizó la actitud de él. Y desde entonces le he visto darlo todo cada día, como si siempre fuese el último, como si no hubiera más.

Si tienes una persona así en tu vida, que te ayuda a balancear el mundo, cuídala porque es una bendición.

La historia que nos trajo aquí

Nunca he visto un trébol de cuatro hojas.

¿Tú sí? Me gustaría saber si es verdad eso de que dan suerte.

El padre de mi futuro hijo es un hombre que nació en uno de los pueblos más pobres de Andalucía. Uno de esos en los que hay gente que apenas sabe escribir y que emigra por temporadas, para trabajar en el campo y ganarse el pan.

A veces me cuentan historias sobre lo duro que es doblar la espalda a pleno sol, y ver cómo el señorito llega a caballo a las once de la mañana y te dice buenos días, y tú, que te has levantado a las cuatro y media de la madrugada, le contestas con esa media sonrisa y el sudor resbalándote por las sienes.

Esto no es para mí, se dijo un día.

Así que estudió y empezó a trabajar en una emisora de radio. Y yo estudié y empecé a trabajar en la misma emisora de radio, hasta que llegó la crisis como un tsunami y arrastró a la gente a la cola del paro.

Casi diez años pasamos en total en los medios de comunicación tradicionales. Reciclándonos, dando tumbos y cambiando de empresa cuando te pagaban mal y tarde, o incluso nunca.

Entregándonos a la tarea de olvidar las tormentas, las nubes que amenazaban y el miedo a dejarnos caer como vencidos.

Y así fue como, con su ayuda, se me despertaron las ganas de revolucionar nuestro mundo para estabilizarlo, de adquirir un fuerte compromiso personal con un proyecto propio. Porque ya estaba bien.

Muchas veces hemos dicho que, en todo este tiempo, no todo ha sido un camino de rosas. Pero lo cierto es que hoy estamos facturando más de lo que jamás nadie nos había pagado. Lo estamos consiguiendo.

Al fin.

Así que cuando me asomé a la ventana después de ver el resultado positivo, creo que lo que me hizo más fuerte fue la sensación de sentir que, si pudimos con todo eso, podremos con todo ahora. Somos listos y estamos vivos, me dije también.

Bendita la vida, que nos ha venido zarandeando, y benditas nuestras locas decisiones de viajar por el mundo, emprender y ser un poco kamikazes. Porque de eso se trata, ¿no? De beberte los días a tragos grandes, de saborear lo que te pasa.

De llegar rendido a la cama, mirar hacia atrás y decirte a ti mismo: joder, qué de cosas he hecho. Hoy también he vivido.

Embarazada y trabajando desde casa

Cuando me enteré de que estaba embaraza, hace 9 meses, nuestro proyecto digital era ya era bastante sólido, pero tenía que seguir creciendo para afianzarse.

Habíamos tropezado varias veces, habíamos tenido que corregir el rumbo, y ahora el margen de error era bastante más estrecho por la simple razón de que pronto seríamos tres.

Sé que cada embarazo es un mundo y que es imposible generalizar. Puede que en los primeros meses tengas muchísima energía o que te vayas arrastrando de cansancio. Puede que te interrumpan las nauseas o que tengas que estar en reposo, pero como todo eso no lo sabemos, te contaré mi experiencia personal.

Mi objetivo con este post en ayudarte a entender qué puede suponer para ti estar al frente de un negocio digital durante el embarazo. Porque trabajar en remoto para mí es un lujo, pero requiere grandes dosis de organización y foco, y todo eso es lo que voy a intentar plasmar aquí.

5 consejos para compaginar embarazo y negocio

Reconozco que he tenido un embarazo súper bueno y mucha suerte. En el primer trimestre tuve las hormonas un poco revolucionadas, el sentido del olfato ultra desarrollado y las emociones a flor de piel, pero ni nauseas ni nada así paralizante.

Así que todo lo que voy a compartir es fruto de mi experiencia y no quiero que sirva para condicionar a otras futuras mamás. Como he dicho, cada embarazo es un mundo y todo tiene su espacio y su porqué.

Planifica objetivos con antelación

Nosotros solemos marcarnos unos objetivos trimestrales, que a su vez dividimos en tareas semanales y diarias. Con respecto a los horarios, yo personalmente los he organizado durante todo el embarazo con Google Calendar.

Además, este año nos ha ayudado mucho empezar a trabajar con Miquel Baixas en la Escuela de Nuevos Negocios. Estar en contacto con otros emprendedores digitales de la talla de Javier Elices, Maïder Tomasena, Javi Barros o Eli Romero nos ha hecho aprender un montón de cosas interesantes.

No te pongas metas demasiado duras

Al principio del embarazo quisimos aumentar el ritmo de trabajo y fue un gran error. Empezamos a prestar servicios a una empresa externa y no rechazamos ninguna propuesta de clientes, así que acabamos completamente saturados.

Afortunadamente pudimos corregir eso y volver a centrarnos en lo que realmente nos hace felices y nos apasiona: la comunicación digital, pero sin tantas presiones.

Nos marcamos el objetivo de mantener el nivel de ingresos trabajando menos, y el resultado fue que acabamos facturando más que nunca.

Está claro que cuando pones foco en lo que realmente te apasiona hacer, todo fluye. Para nosotros la libertad y el tiempo es el principal motivador.

Prioriza las tareas con mayores beneficios

No te compliques mucho con aquellos trabajos que no te dan grandes resultados. Analiza dónde está la fuerza de tu negocio y poténciala.

Céntrate en los programas que mejor vendas y, si es posible, que menos trabajo te den. Incluso a diario, te recomiendo empezar a trabajar en las tareas más rentables. De ese modo tendrás la parte fundamental de tu trabajo hecha antes de que haya avanzado la mañana. Todo lo demás es secundario.

Por otra parte, te en cuenta que a veces será difícil trabajar al mismo ritmo que antes. Esto es algo que depende de cada embarazo, pero a mí la falta de concentración a veces me ha jugado malas pasadas. No te culpes por nada, es normal. Aunque no siempre ha sido fácil, yo he intentado gestionar mi memoria de pez lo mejor posible y con humor.

Cuídate, es lo más importante

Ante todo, relax. Cuídate todo lo posible y dedícate tiempo. Come bien, pasea, lee, escucha música…

A mí personalmente me ha venido genial practicar yoga y meditación durante todo el embarazo. Te dejo por aquí algunas sesiones online que creo que pueden ayudarte:

✔ Meditación:

Clase completa de meditación y atención a la respiración.
Visualización guiada y alineación de chakras.
Relajación guiada para el embarazo.
Meditación guiada para conectar con tu bebé.

✔ Yoga:

Sesión para embarazadas de 10 minutos.
Yoga prenatal segundo trimestre.
Yoga prenatal tercer trimestre.

A veces, llenarse de vacío es necesario.

Deja programado todo el trabajo para después del parto

Lo bueno de trabajar online es que puedes automatizar tareas al máximo. Yo tengo previsto y adelantado todo el trabajo de marketing durante los dos primeros meses y parte del siguiente. Esto incluye todas las publicaciones del blog, el envío de newsletters y el trabajo en redes sociales.

Y es que si lo tienes todo pensado y planificado te quitarás un montón de problemas de encima.

Conclusiones de una futura mamá emprendedora

Los sueños, al principio, suelen ser invisibles. Por eso es probable que hayas dejado de buscarlos o que te hayas perdido observando otras cosas, inconsciente de que en realidad están ahí, escondidos mientras crees que defiendes tu terreno y te preguntas por la vida.

Pero no está muerto el sueño que se esconde, está muerto el corazón que lo desoye. Y esto a veces necesitamos que otros nos lo recuerden.

Yo personalmente (ahora que el mundo se me está saliendo ya de sus bordes) he aprendido que en el fondo la clave de todo está siempre en reconocer al otro. En buscar ayuda cuando la necesitas.

Porque tú tienes que querer salvarte, mirar al sol aunque sea de noche, pero siempre hay otro que, al apoyarte, te salva. Y si hemos llegado a lo que tenemos es porque otros nos han ido salvando la vida, incesantemente.

Con esto quiero decirte que nos encantará ayudarte, si es que podemos, así que no dudes en dejar tu comentario antes de irte y compartir tus inquietudes para que podamos seguir charlando.

Si caminas solo llegarás más rápido. Si caminas acompañado llegarás más lejos.